jueves, 14 de marzo de 2013

EL PAPA ES LATINO, ES ARGENTINO

Sé que se me escapan muchos detalles importantísimos,
pero un escrito incluyéndolos, me llevaría demasiado espacio y haría el texto muy denso.
Sígan formulándome sus preguntas por las redes sociales,
con gusto las seguiré contestando.



Por razones de sorteo cosmológico, mi ciclo vital no coincidió con muchos eventos que considero muy importantes para la historia del mundo. El primero en el que me hubiese encantado estar, sería aquel en el que el último trabajador puso la lámina de oro que recubriría las pirámides de Gizah en Egipto (porque estaban recubiertas de oro para quienes no supieran dicho dato); por otro lado y casi como polo opuesto, debido a su distancia temporal, estar en Woodstock para mí hubiese constituido una experiencia similar al éxtasis. No obstante, huelga decir que en ninguna de las dos estuve, sin embargo el mundo siempre da revanchas.

La historia me brindó una oportunidad muy buena de ver por televisión uno de los sucesos más importantes del mundo: La elección del primer Papa Latinoamericano. Y digo del mundo, sin exagerar, porque a pesar de no ser católico, sé que sigue siendo la religión más poderosa y con mayor cantidad de feligreses alrededor del globo. Así que no nos llamemos a engaños, esto le interesó tanto a católicos como a curiosos de otras religiones o simplemente a-religiosos.  

Quienes me conocen saben el profundo y enorme aprecio que le guardo a nuestra hermana República Argentina, y no niego que me alegró que el Cardenal Jorge Mario Bergoglio quedara en el trono pontificio. Sin embargo, más que un sentido patriótico latinoamericano que puede caer en la prepotencia, hay que mirar las enormes ventajas que puede traer el hecho de tener un latino sentado en la silla papal.

Los papas anteriores fueron europeos, por ende y pesar de sus múltiples viajes, no sabían ni coyuntural ni visceralmente los conflictos de humanidad sensible que sucedían alrededor de las repúblicas latinas, que sin mentirnos, superan por mucho los conflictos europeos.

Si bien, Bergoglio probablemente tampoco los sepa de todos los conflictos de los países, por lo menos conoce  muy bien los de Argentina, que también son de extrema delicadeza (y muy similares al del resto de países sur y centro americanos). Durante la vida del cardenal, el país gaucho se vivió sucesos como La Guerra de las Malvinas, El fenómeno del Corralito y un fenómeno de inflación descontrolado (solo por nombrar unos en exceso elementales). Por tanto estas experiencias le dan el conocimiento suficiente para identificar los puntos sensibles de esta América que se está desangrando. Así podría empezar a actuar como líder espiritual, como símbolo o como poder para atenuar estos flagelos; de ahí a que lo haga, eso ya no depende de nosotros.

Además de lo anterior, debemos responder a otras preguntas: ¿Cómo manejar el fenómeno de abusos sexuales entre la curia? ¿Cómo manejar la crisis del Banco Vaticano? Muy seguramente va a requerir la fuerza de carácter que ya demostró cuando se enfrentó a la ahora presidenta argentina Cristina Fernández, al oponerse vehementemente al matrimonio homosexual. Así mismo necesitará tener gente de confianza a la mano, que pueda garantizarle una administración coherente y transparente. Pero estos son inconvenientes que subyacen bajo una pregunta mucho más grande.

¿Qué hará frente a la crisis de fe? Eso es lo primordial. Lo intentó Juan Pablo II haciendo el acto de tolerancia más abierto de los últimos tiempos al reconocer que TODAS LAS RELIGIONES CONFORMAN DISTINTAS MANERAS DE EXPERIMENTAR A LA DEIDAD; luego lo intentó Benedicto XVI, tratando de recordar y redimir las faltas de sus compatriotas alemanes durante el Holocausto Nazi, pero hoy, lo que se le ocurra a Francisco I tendrá que ser bueno, de lo contrario veremos otra renuncia en poco tiempo y un interesante partido de dominó entre Ratzinger y Bergoglio en las salas del Castel Gandolfo con transmisión en vivo por los canales nacionales. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Antonomasia mutante