Capítulo 2
Narrador en primera persona
16 DE NOVIEMBRE -
1:00 p.m.
DIARIO DE DIANE
Sé
que es raro que alguien en estas épocas lleve un diario, pero al ver que mi
amiga Eva se ha ido a Moscú, luego de ganar una beca en producción audiovisual,
he quedado emocionalmente sola. Por ello decidí llevar desde hoy este cuaderno
como forma de desahogo último. Una mujer puede morir asfixiada, metafóricamente,
si no saca de sí las buenas y malas noticias que hacen presión en su mente.
Sería
obvio decir que extraño a Eva, pero también debo decir con más pronunciada
vehemencia que Jhonathan ha sido mi ángel.
Desde
aquella fecha de Halloween me pareció como un punto blanco en un panorama
negro. Al igual que yo, se veía que iba allí más por cumplir con una solicitud
que por haber respondido a su voluntad. La escena de que dos almas iguales se
encuentren en el lugar más incongruente con su personalidad es desde todo punto
de vista ilógica, es casi como pedir que dos jugadores profesionales de fútbol
se conozcan en un casino durante una partida de cartas, solo por poner un
atropellado y tonto ejemplo. Creo que la única forma en que podría ser creíble
la forma en que me conocí con él, sería atribuirlo al destino o a Dios o a algo
que tenga poder sobre el futuro de los humanos.
Recuerdo
que dos días después de aquella fiesta lo llamé y me sorprendió que reconociera mi voz. Al comienzo creí que solo
trataba de hacer tiempo mientras tenía indicios de quién era su interlocutora.
Siendo, en mi opinión, alguien interesante, seguro conquistaría muchas mujeres
y por ende recibiría llamadas de ese estilo. Sin embargo, luego de un minuto
clausuró en mí todo tipo de sospechas al llamarme por mi nombre.
Recuerdo
que hablamos bastante tiempo de muchos temas. Luego le dije que quería verle
pero ahora en un lugar más acorde a nuestros gustos. Él accedió sin ningún tipo
de excusa y recuerdo de manera muy graciosa que antes de colgar la llamada me
preguntó si el número que aparecía en su identificador era el mío. Le dije que
no y que yo después le llamaría, porque la forma en que quería darle mi número
seguía una estrategia más elaborada.
El
siguiente sábado, 8 de noviembre, nos vimos en la Plaza de Lourdes. El plan era
ver la obra Saudade en el Teatro Libre, de la que no sabía demasiado pero sí había
recibido buenos comentarios.
Unos
momentos antes de llegar sentí unos nervios indescriptibles. No sabía si mi
mala memoria sería capaz de reconocerlo entre el gentío, sin embargo, tan
pronto como apareció dirigiéndose hacia mí, logré identificarlo.
Antes que el dinero fuera más importante
que el amor, la esencia de enamorarse era caminar de la mano con alguien sin
importar el rumbo. Eso nos pasó aquel sábado. Aunque la idea era ver la obra,
me tomó de la mano dejando mi voluntad en el piso y caminamos sin dirección
fija hasta hallarnos bastante lejos del teatro. Decidimos simplemente entrar a
un café y tomar un vino mientras disfrutábamos hablando de mil temas.
<<Besar a alguien que quieres es
algo importante, pero llevar de la mano a quién quieres lo es todo>>. Esa
frase me resultó escalofriantemente hermosa pero como acto reflejo me resultó
muy odioso que alguien me pareciera tan milimétricamente perfecto. Luego de mi
muy mala y reciente experiencia amorosa lo último que quiere una mujer es que
alguien la lastime de nuevo. Creo que estaba pasando por el dilema de dar de
nuevo el poder a alguien de hacerme ver el cielo o el infierno a su voluntad.
La
noche terminó, sin besarnos. Recuerdo que antes de despedirnos le di mi
teléfono con los números en desorden. El rió y fingió esforzarse más de lo
necesario para hacerme creer que realmente era difícil, aunque yo sé que lo
descifró casi al momento.
Debo
confesar que creí que nos besaríamos pero mostró un respeto tan caballeresco
que lo confundí en ocasiones con falta de iniciativa. Sin embargo, hoy encontré
el motivo de mi errado pensamiento. Para una dama es tan difícil encontrar un
caballero, que cuando lo halla no entiende que lo primero que él desea hacer es
enamorar sus sentimientos antes que a su cuerpo. Las mujeres se han
acostumbrado a un estilo de conquista más directo, menos romántico, más
cavernario, menos elaborado.
Ayer,
sábado 15 de noviembre, fue una velada maravillosa en la que me pidió ser su
novia. Yo acepté sin ningún preámbulo y aquel cálido primer beso lo tengo
grabado en aún en mis labios. Sonrío sin motivo y le pienso cada minuto. Soy muy
feliz. Le he comentado a mi madre sobre él y se ha mostrado muy a gusto al ver que
mi cambio de estado de ánimo ha sido favorable por su causa. Cerró nuestra
conversación diciendo que desea conocerlo.
Sin
embargo, algo mancha mi tranquilidad completa. Los dolores en la cabeza me
están resultando bastante molestos. Desde hace más de un mes siento como si una
aguja penetrara en la parte de atrás de mi cuello produciendo un dolor que
algunas veces puedo soportar, pero en otras ocasiones, como aquella noche en
que salía con Eva del bar, es tan intenso que pierdo la conciencia casi cayendo
de bruces en el lugar que esté. Espero que se pasen pronto estas dolencias sin
alarmar a nadie. No quiero preocupar ni a Jhonathan, ni a mi madre. Por ello,
guardaré el mayor silencio posible al respecto.
_______________________________________________________________________
Narrador en tercera
persona
22 DE NOVIEMBRE -
8:33 p.m.
CELULAR DE NATASHA
(MADRE DE DIANE)
SRA. NATASHA. SU HIJA SE HA DESMAYADO. REQUIERE SU
AYUDA. VAMOS RUMBO A LA CLÍNICA QUE ESTÁ CERCA DE SU CASA. LE ESPERO ALLÁ.
JHONATHAN