jueves, 27 de marzo de 2014

LA VIDA TRAS LA MÁSCARA DE BUENA MUCHACHA

En caso contrario entonces juguemos: tú a mentir y yo a hacer que te creo.


No, nos llamemos a embustes salvo que sea para jugar. Así que juguemos. Juguemos a que me dices una mentira; yo hago que te la creo y luego miras por cuánto tiempo me la puedes sostener. Yo pasaré por alto que sé exactamente cuales son tus gestos al mentir y al fingir que algo o alguien ya no te importa y, así, buscaré la manera para hacer que el juego termine, es decir, que aceptes que todo ha sido un engaño.

Sí mi querida, así funciona todo hoy. Lo importante ya no es poner en evidencia la indignación tan pronto sabes que te están mintiendo, es mejor guardar y saber cuándo y cómo usar esa carta. Ese as bajo la manga da permiso para todo, incluso para asentir de forma divertida cuando dices que él es parte de tu pasado, pero divertirme en silencio cuando sonríes porque dije accidentalmente su nombre. Nombre, por supuesto, que crees que no conozco.

Si supieras que me hice el que no vio tu sonrisa cuando me hablaste de tu historia a su lado, estarías más segura de mis intenciones por que felices seamos. Tal vez tus palabras son ciertas y quizá para él haya una razón para seguir luchando, además tampoco se lo dijiste hace mucho rato. Tal vez al final tú acabes de nuevo en sus brazos.

Para él tú eres su mitad y le dices que siga luchando. A menos, claro está, que quieras tenerlo rogando solo por si acaso.

Mira que te estoy dando la oportunidad de no hacer de tu vida misma un engaño. Tómala si es que no quieres que ponga tu mentira en evidencia y al final termines siendo, otra vez, su juguete para provocar envidias.


En caso contrario entonces juguemos: tú a mentir y yo a hacer que te creo. Juguemos a que no me he enterado de tus conversaciones clandestinas ni tus verdades a medias. Juguemos a que te puedo llegar a creer aquello de que “eres una mujer diferente”. Juguemos a que eso de "empezar con pie derecho" significa torcer luego el camino. Juguemos hasta que tu voz indignada al final diga que ambos perdimos.

- Juguemos a que me mientes - le dijo él con voz seria.
- No te engañaré nunca.
- ¡Primera mentira! Empezaste muy bien.

viernes, 21 de marzo de 2014

ESPERAR


Abrí los ojos y no te vi,
otra madrugada que siento gris
y mejor giro para tratar de no sentir.

Pongo tu foto a la luz,
Verte, me hace vivir
y esa sonrisa la siento para mí.

Tomo el primer café,
leo tu carta otra vez
y el recuerdo te vuelve a traer.

Me siento, prendo el televisor,
Busco en vano en canal
que sintonice un poco de tu amor.

Tu ausencia se sienta aquí,
me grita una vez más,
que la distancia no nos separará.

El tiempo se ha escapado ya,
no queda más que recordar,
lo que duré una vida sin encontrar.

Tus ojos recorriéndome entero,
mis manos pasando por tu pelo,
y tu sonrisa deteniendo el momento.

Déjame sentir una vez más
que vamos caminar,
como nadie más lo va a lograr.


Y hasta entonces prometeré,
esperarte y tocar tu piel,
cada día y cada anochecer.

viernes, 14 de marzo de 2014

NOCTURNA II

Ahora ebrio de amargura por su ausencia...

Calle desierta, aire frío y caras hurañas. La capital no es la misma sin vos. Tu sonrisa le cambiaba la gramática fría a la plaza de piedra que hoy tengo que sentarme a ver con un café ya frío en las manos. Faltan mil días para verte, que aunque me dices que son pocos yo los siento como milenios y puñaladas en el costado de la felicidad y la tranquilidad.

Amada princesa de ausencia dolorosa, dime cómo hiciste para llevarte los colores del mundo y dejarme sentado viendo que el tiempo pasa burlándose de mi desesperación. Quedan mil puñaladas más antes de verte, antes de sentir que tu cabeza se recuesta en mi hombro, mientras afirmas que todo es un sueño.

El café frío volvió a tocar mis labios y entró en la garganta de forma incipiente. Unas gotas de lluvia empezaron a caer sobre mi rostro y no pude evitar recordar que la lluvia también la disfrutamos juntos.  Extendí mi mano y un punzante dolor me recordó que hacía solo unos días tu mano estrechaba la mía y que nuestras miradas se cruzaban diciendo lo que a las palabras ya no les correspondía.

Mis lágrimas se confundieron con la lluvia. Me falta aguantar mil puñaladas en forma de minutos hasta volver a verla.

Tu facultad fue siempre la de dominar el tiempo. Un beso me detiene el tiempo, tu compañía lo acelera y tu ausencia lo hace tortuoso. La vendedora de dulces puso un plástico sobre la mercancía y me miró con aire compasivo. Cree, seguramente,  que mi pena es de abandono pero está equivocada; mi pena es de justicia, o de injusticia más bien porque, a la larga, lo justo sería que nunca te fueras cuando ni tu ni yo queremos separarnos.

La lluvia se volvió más fuerte y mi mano extendida estaba perdiendo la sensibilidad por el frío. Cerré los ojos a la realidad hasta que sonó mi móvil. Al mirar el motivo, me di cuenta que aguantar tantas puñaladas como minutos valía la pena si al final ibas a estar de nuevo entre mis brazos.


“Me enseñaste a ver la vida de forma más optimista, falta poco para vernos”. Esperaré entonces para hacerle trampa al tiempo que te quiere separar de mi. Así cuando te vea te diré que hay un concepto de eternidad al que quiero que me acompañes. ¿Quieres?

lunes, 10 de marzo de 2014

NOCTURNA



Entonces, aquel hombre enamorado, felizmente ebrio de ella y de su sonrisa,
tomó el bolígrafo y empezó a escribir. 


Me sumergí en tu mirada y en esa forma inigualable que tienen tus manos al pasar por mis mejillas. Me dejaste probar la dulzura de tus labios y recorrer tu cuerpo como si fuera el lienzo sobre el que un artista pinta su más hermosa obra.

Me dejaste escuchar tu voz, como si fuera la música que me da energía a mitad de un día en el que tu ausencia solo me hace anhelar tus besos. Me permitiste crear un mundo completamente ideal, en el que despierto a tu lado y me duermo con la dulce cadencia de tu respiración en mi pecho.

Me permitiste ser el hombre más feliz, porque solo tú puedes brindarme una felicidad como la que me brindas. Me has dado todo lo necesario para enamorarme con cada segundo que respiras. Me has brindado tu compañía, tu cariño y tu amor; y estos, son los tesoros más grandes y valiosos que he podido tener.

Lo que he nombrado, no es ni la mitad de los motivos por los cuales hoy te puedo decir que soy un hombre feliz, un hombre enamorado de ti. De una mujer hermosa, cariñosa, encantadora y correcta que jamás podrá tener comparación ni competencia dentro del intocable lugar que ocupas en mi vida.


Eres el profundo amor que no quiero perder jamás…

Antonomasia mutante