Y si
me besas una vez más entonces no conoceré tristeza ni aflicción. Mandaré esos
recuerdos con mala ortografía a buscar otro lugar donde puedan ser incómodos
pasajeros. Me reformulo la idea de felicidad entera, porque nunca la creí tan
grande ni completa.
Y si te abrazo una vez más, encuentro que el espacio vacío que estaba en frente de mí nunca debió existir. Tu cuerpo encaja a la perfección con lo que mi imaginación alguna vez construyó como la mujer perfecta, incluso cuando se trata de dejar reposar tus sueños en mi pecho mientras me pregunto si el paraíso que estoy viendo es real.
Y si te abrazo una vez más, encuentro que el espacio vacío que estaba en frente de mí nunca debió existir. Tu cuerpo encaja a la perfección con lo que mi imaginación alguna vez construyó como la mujer perfecta, incluso cuando se trata de dejar reposar tus sueños en mi pecho mientras me pregunto si el paraíso que estoy viendo es real.
Y si me miras una vez más, muy seguramente quedaría hipnotizado en la serenidad y calma que me brindan tus ojos. Esa mirada precisa, fija y directa me reconfigura la palabra amor y me hace ver que es más profunda de lo que alguna vez pude haber conocido.
Y si sonríes una vez más, ten por seguro que mi voluntad queda guardada en un bolsillo roto de mis pensamientos, igual, no creo que la necesite para nada. Mis sueños acunados en esos labios están seguros y con la motivación más grande para cumplirlos por encima de todo.
Y si nos tomamos de la mano una vez más, caminaremos juntos. Mirando al mismo destino y teniendo como horizonte ser felices. Ahora tomémonos de la mano, sigamos caminando hasta que una mañana despertemos juntos y leamos esta hoja ya afectada por el tiempo, pero aún escrita con la fuerza de una promesa.