lunes, 8 de abril de 2013

CUANDO TE VUELVA A VER

A.G.A.Q.S.P.C.T

El tiempo siempre juega en contra cuando estoy a su lado

Su cabeza en mi pecho me llenaba de una tranquilidad extraña que puedo asegurar no haber sentido antes. Respiraba de forma cadenciosa y controlada como evitando entregarse a sus emociones y provocar de paso las mías. Mi mano paseaba suavemente entre su cabello mientras la película nos veía ser juntos una sola capa de cariño vespertino.

No me consientas, me voy a dormir. Yo solo pretendí escuchar esa última parte y mi mano continuó el camino que marcaban sus cabellos a lo largo de su espalda. Sus ojos se fueron cerrando poco a poco hasta que, en son de protesta, se abrieron de forma abrupta  y se posaron en mí. Me besó.

El calor de su cuerpo empezó a acercase a el mío; a encajarse como si se hubiesen buscado desde hace mucho tiempo. Su respiración se sincronizaban con mis inhalaciones y exhalaciones en el hermoso talento de ser solo uno cuando estamos juntos. La película Hollywoodense que estaba siendo reproducida en el televisor pareció quedar enmudecida. El mundo valía tan poco cuando creábamos un lugar nuestro que, en definitiva, de no ser por esa variable de tiempo que nos rodea, seguro aún estaríamos juntos.

Su anatomía se dibuja y se siente más allá de la piel; en un lugar que conozco pero no se describir. No es la figura rendida de una corporalidad cualquiera, es el reposo de una creación que en su estado estático parecer dar vida a lo que le rodea, incluyéndome a mí mismo.

Nuestros labios se juntaban y se separan mientras sus manos recorrían mi espalda. Ella cerró los ojos en un esfuerzo por sentir multiplicado que la adoro y que en cuanto me pida dar mi vida a ella, no habrá argumento válido que pueda decirme a mí mismo para negarme. Mientras dibujo la silueta de su cuerpo descubro que ya no hay ya otra forma posible en que pueda demostrarle lo que siento; ya no hay otro lugar al que pueda ir nuestro cariño convenido.


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No me vayas a odiar.

No entiendo la petición pero estoy completamente seguro de ser incapaz de hacerlo.

Una vez más la veo alejarse y no se por cuánto tiempo ni en qué estará pensando ahora. Trato de descifrarla pero no lo logro. Renuncio a la idea. Resulta muy inquietante que la encuentre hermosa incluso cuando se queda inmersa en sí misma y yo permanezco en el vacío tratando de explorar los motivos de su ausencia presente, pero eso también me hizo quererla como la quiero.  ¿Cómo la quiero? Eso se lo diré cuando la vuelva a ver.          

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