miércoles, 4 de abril de 2012

ESCRITOS DESNUDOS

Con agrado digo
que si he llegado a dejar recuerdos buenos 
en una sola persona,
Entonces vivir habrá valido la pena. 


Los escritos se desnudan. En efecto así es. Mi querida Samantha, Juliana, Ana y todas las hermosas damas que acompañan a esos protagonistas narrados en primera persona son sabiamente dibujados por sus mentes cada vez que leen los escritos que a bien he tenido escribir en mis momentos epitómicos de inspiración. Hoy ellas y yo les damos las gracias por haberlas acompañado en sus historias.

Un artista sin público es una balsa en el desierto, valga la comparación. No sirve de nada y, vale la pena reiterar que sin ustedes mis queridos lectores, mis escritos serían nada más que letras que en menos de dos clics se las llevaría el olvido.

Es mi deber como escritor de estos relatos dar las gracias a cada uno de los que invirtió su tiempo en leer las hermosas aventuras amorosas de uno de los personajes más elaborados, hermosos y enamorantes que he tenido la oportunidad de crear, claro, me refiero a mi hermosa mujer trigueña de cabello castaño y ojos de color indescifrable: Samantha.

Algunos me preguntan de dónde pude sacar un personaje como esos. Algunos la odian cariñosamente y otros la adoran siempre y cuando nunca se les aparezca. Debo decirles que el nombre de esta hermosa niña me pareció, poética, sonora, métrica y visualmente perfecto. Sólo tiene la a como vocal y sus consonantes sobrepasan en número a las vocales a saber: 5 consonantes y 3 vocales. Es fácil de rimar, hermoso de escuchar y sumado a ello, esta conjunción melódica de letras  parece perseguirme desde mi niñez en libros, personas, revistas, programas de TV, e incluso páginas y líneas de atención al cliente, por ejemplo: SAMSUNG TECHNOLOGICAL INNOVATIONS. Si lo miramos bien las letras en negrita son SAMNTHAA, y reordenando queda el nombre: Samantha.

De la misma forma me han preguntado si Samantha existe, a lo que diría que sí y no. Esta hermosa mujer es una compilación de los rasgos más bonitos, juguetones y traviesos que a bien tengo recordar de mujeres que he conocido. Como diría un gran amigo: “Toda persona tiene una virtud insuperable y un defecto insoportable”. Pues bien, pretendí poner en una balanza a mi linda Samantha y dotarla, por un lado, de un toque de virtudes maravillosas como sus juegos traviesos, su sinceridad, su seriedad y su incomparable inteligencia y perspicacia; en contraposición a sus inaguantables defectos de egolatría, cierta crueldad para decir las cosas y uno que otro rasgo de impaciencia.

Por otro lado, nuestro querido profesor de simbología es un sujeto convencido de su inteligencia y por ello también a veces tiende a ser ególatra. En algunas ocasiones me preguntaron si el profesor era yo, a lo que yo les digo que si bien es cierto que le he proporcionado varios rasgos de mi personalidad, entre ellos naturalmente la pasión por la simbología, huelga decir que no soy yo completamente y que toda la historia, diálogos y estructura son meramente imaginarios.

No obstante, nuestro profesor es un sujeto de gran sensibilidad, a veces se torna cursi, y aunque se lo reprochó siempre durante la historia, resultó ser una de las cosas que conquistó a más de una lectora de nuestro querido maestro.

Pasando a los escritos de las Sinfonías del silencio I y II, Juliana es una mujer fantasma; rubia de 1.60 de estatura, usa anteojos esporádicamente y suele ser voluntariosa y malcriada. Mientras está enamorada se hace pasar por mujer perfecta y llena por completo el formulario de los sueños de cualquier hombre. Sin embargo cuando encuentra algún tropiezo, abandona el campo de batalla y decide buscar otros horizontes: sin embargo se asegura de dejar una marca indeleble por donde pase para que, en dado caso que tenga que volver, ella siga aún vigente y siempre tenga un corazón con amor aplazado que la reciba con los brazos abiertos.
Tiene una egolatría inagotable pero una forma de amar que cualquier hombre quisiera disfrutar. Canta, toca guitarra, le gusta el blues, escribe poesías y cocina a la perfección. Parece un manual de cómo conquistar. Sin embargo, todas esas virtudes son cruelmente asesinadas por la prepotencia y la egolatría.

El protagonista de las sinfonías del silencio es simplemente un hombre enamorado, por tanto sus capacidades cognoscitivas no son las óptimas. No creo que haya mucho más por decir.
Hasta acá creo haber contestado a la mayoría de las preguntas, comentarios, elogios y críticas que, reitero, agradezco desde lo más profundo de mi ser. A los que no les contesté por acá, les contesté y sigo contestando por medio de los mensaje privados.

Cuando dije que escribiría un texto de agradecimiento muchas personas me instaron a no publicar su nombre, pero saben perfectamente que a ellos también dedico mi gratitud. Así que para evitar pasar por la vergüenza de haber olvidado a alguien en una lista de personas a las que quiero agradecer- y que además es muy larga-doy las gracias a todos quienes invirtieron su tiempo en leer mis escritos. Seguiré con ustedes dentro de poco con otra historia encadenada y muchos otros escritos más. Les adelanto que la protagonista se llama Michelle.

Eternas gratitudes a ustedes y espero que su camino de éxito sea fructífero.

Andrés Medina

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