miércoles, 26 de octubre de 2016

CLANDESTINO II

Para pasar de la esquina de su boca a un beso franco, de esos que no se acaban aunque los labios se separen, solo necesité un segundo de valor.

I

Gris y una película de Jean Rouch. El cariño estaba sentado desnudo sobre la mesa mientras trataba de ponerse un paisaje que no era de su talla. Ella estaba de espaldas, no la miré ni ella me miró, pero sí sentía su respiración, esa forma de saberla viva que, hasta este momento me sigue embistiendo y me deja tendido. Afuera la lluvia suave me recordó que dentro mío también llovía a causa de su distancia, porque hace mucho que entendí que estar lejos no se mide en centímetros sino en silencios con sabor a espina.

Me quedé colgado del borde de su abismo con ganas de hablarle, pero su seriedad me respondió siempre; su completo viaje por el lugar donde no pertenecía me diluyó un poco más en la lluvia que me habitaba. Entonces, solo me quedó fingir y respirar para que siguiera la tarde. 

II

Cerré la puerta y ella por primera vez se giró hacia mí. Ya no estábamos siendo perforados por la vista involuntaria de nadie; estábamos solos, estábamos gozando nuestra soledad como si esa puerta hubiese significado ignorar el paisaje, la lluvia y las espinas. Me lancé a encontrarme con sus brazos y con esa esquina clandestina de sus labios. Entonces el valor apareció y los recuerdos se volvieron pequeños pedazos de locura, que unidos, me dejaron sentir sus labios en los míos, la respiración acelerada, la sonrisa oculta, la belleza hecha un beso. 
III

¿A qué hora se acaba el tiempo?, ¿cuándo se llega al final si se camina en círculos? Ya han pasado cerca de dos o tres horas y ni la imagen ni la sonrisa se han ido. Su mirada se combina con las ganas perfectas de tomarla de la mano de nuevo y llevarla a un sitio donde nos encontramos siempre con un beso anhelado. Ese segundo de valor me dejó la sonrisa y solo por eso y por pertenecerle, así sea por unos segundos, todo ha valido la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Antonomasia mutante