martes, 1 de noviembre de 2016

CLANDESTINO III

Amanece ya mi ángel
  • Es mejor no besarnos tanto.
  • ¿Por qué?
  • Porque cuando el beso no se vuelve expresión sino rutina, habitar los labios del otro se vuelve una costumbre tan vacía como mirar el reloj. Es mejor seguir siendo clandestinos, jugar a besarnos con la mirada y hacer que tu boca y mi boca se vuelvan aventuras; sigamos viéndonos de lejos con ganas de entregarnos pero nunca poseernos; hagamos que el deseo de estallar se acumule y se haga realidad en un rincón en el que nadie nos encuentre. No juntemos nuestros labios tan a menudo y muéstrame que sabes besar de esa forma que me deja siempre el deseo de repetir ese momento. 


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