lunes, 10 de marzo de 2014

NOCTURNA



Entonces, aquel hombre enamorado, felizmente ebrio de ella y de su sonrisa,
tomó el bolígrafo y empezó a escribir. 


Me sumergí en tu mirada y en esa forma inigualable que tienen tus manos al pasar por mis mejillas. Me dejaste probar la dulzura de tus labios y recorrer tu cuerpo como si fuera el lienzo sobre el que un artista pinta su más hermosa obra.

Me dejaste escuchar tu voz, como si fuera la música que me da energía a mitad de un día en el que tu ausencia solo me hace anhelar tus besos. Me permitiste crear un mundo completamente ideal, en el que despierto a tu lado y me duermo con la dulce cadencia de tu respiración en mi pecho.

Me permitiste ser el hombre más feliz, porque solo tú puedes brindarme una felicidad como la que me brindas. Me has dado todo lo necesario para enamorarme con cada segundo que respiras. Me has brindado tu compañía, tu cariño y tu amor; y estos, son los tesoros más grandes y valiosos que he podido tener.

Lo que he nombrado, no es ni la mitad de los motivos por los cuales hoy te puedo decir que soy un hombre feliz, un hombre enamorado de ti. De una mujer hermosa, cariñosa, encantadora y correcta que jamás podrá tener comparación ni competencia dentro del intocable lugar que ocupas en mi vida.


Eres el profundo amor que no quiero perder jamás…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Antonomasia mutante