viernes, 14 de marzo de 2014

NOCTURNA II

Ahora ebrio de amargura por su ausencia...

Calle desierta, aire frío y caras hurañas. La capital no es la misma sin vos. Tu sonrisa le cambiaba la gramática fría a la plaza de piedra que hoy tengo que sentarme a ver con un café ya frío en las manos. Faltan mil días para verte, que aunque me dices que son pocos yo los siento como milenios y puñaladas en el costado de la felicidad y la tranquilidad.

Amada princesa de ausencia dolorosa, dime cómo hiciste para llevarte los colores del mundo y dejarme sentado viendo que el tiempo pasa burlándose de mi desesperación. Quedan mil puñaladas más antes de verte, antes de sentir que tu cabeza se recuesta en mi hombro, mientras afirmas que todo es un sueño.

El café frío volvió a tocar mis labios y entró en la garganta de forma incipiente. Unas gotas de lluvia empezaron a caer sobre mi rostro y no pude evitar recordar que la lluvia también la disfrutamos juntos.  Extendí mi mano y un punzante dolor me recordó que hacía solo unos días tu mano estrechaba la mía y que nuestras miradas se cruzaban diciendo lo que a las palabras ya no les correspondía.

Mis lágrimas se confundieron con la lluvia. Me falta aguantar mil puñaladas en forma de minutos hasta volver a verla.

Tu facultad fue siempre la de dominar el tiempo. Un beso me detiene el tiempo, tu compañía lo acelera y tu ausencia lo hace tortuoso. La vendedora de dulces puso un plástico sobre la mercancía y me miró con aire compasivo. Cree, seguramente,  que mi pena es de abandono pero está equivocada; mi pena es de justicia, o de injusticia más bien porque, a la larga, lo justo sería que nunca te fueras cuando ni tu ni yo queremos separarnos.

La lluvia se volvió más fuerte y mi mano extendida estaba perdiendo la sensibilidad por el frío. Cerré los ojos a la realidad hasta que sonó mi móvil. Al mirar el motivo, me di cuenta que aguantar tantas puñaladas como minutos valía la pena si al final ibas a estar de nuevo entre mis brazos.


“Me enseñaste a ver la vida de forma más optimista, falta poco para vernos”. Esperaré entonces para hacerle trampa al tiempo que te quiere separar de mi. Así cuando te vea te diré que hay un concepto de eternidad al que quiero que me acompañes. ¿Quieres?

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