domingo, 19 de mayo de 2013

UNA SONRISA (NADA MÁS)


Le tomé la mano mientras ella, confundida, no consideraba oportuno el lugar, ni el momento, ni la hora. Alzó la mirada y sus ojos color café se clavaron en los míos con una expresión de sorpresa que luego se fue transformando en complicidad. Sus labios se fueron curvando hasta que una sonrisa se fue asomando a través de ellos. Una vez más, sentía cómo todo el resto del mundo dejaba de importarme.

Apretó con fuerza mi mano mientras exhalaba los restos un suspiro. Yo estaba ahí estático, entregándome al hermoso placer de verla. Cuando la mirada se me quedó en su rostro me percaté que ella tiene todos los ángulos posibles desde los que puede dejarme sin respiración. Su sonrisa se estaba quedando tatuada dentro de mi, hasta que nos despertamos de nuevo en ese lugar y a esa hora del día. Nos soltamos rápido como si nos hubiese tocado un choque eléctrico.

Miró a todos lados y de nuevo me habló:

- Siempre me tomas esta mano- lo dijo en un tono suave mientras me extendía su mano izquierda.
- No me había dado cuenta, si te soy sincero.
- Te lo confirmo, siempre lo haces – Lo dijo en susurros.
- No sabía que te fijaras meticulosamente en eso – Le dije sonriendo.

Dos mechones de cabello cayeron sobre su mejilla y los acomodó con su mano. Ese cabello negro era la invitación más hermosa a quererla un poco más. Invitación, claro, que yo aceptaba sin el menor reclamo.

Entró alguien y nos vio sin darse cuenta de lo que pasaba. Ella adoptó una expresión seria e impertérrita y le dio instrucciones al sujeto. En menos de dos segundos ella pasó de una voz tierna a una seria, casi de piedra. Costaba creer que fuera la misma persona.

Luego que el tipo salió de la oficina regresó a ella misma: “Estás loco” me dijo, mientras tomaba mi mano en un gesto casual que podía fácilmente pasar inadvertido por el resto de la gente.

A pesar de mis ganas incontenibles de besarla, respiré profundo y tomé un papel desprotegido que reposaba sobre su escritorio. Salí de allí y, detrás del cristal, la observé de nuevo. Me lanzó un beso disimulado y yo solo atiné a sonreír. Otra vez me sentí inspirado como no creí que volviera a pasar. Otra vez ella reposó en mis pensamientos. Quiero mecerme en tus pupilas con aire de niño y dormir sonriendo mientras acaricio tus ilusiones.

De nuevo inspirado, de nuevo por ella. De nuevo volvió a hacer que yo fuera yo

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